domingo, 26 de octubre de 2008

Va de putones

Como gran amante de la lengua española que soy, procuro estar siempre en constante aprendizaje acerca del origen de palabras y expresiones que podemos encontrar en nuestro vasto vocabulario.

Esta vez, no he querido perder la oportunidad de compartir con vosotros las raíces de dos nobles expresiones de nuestro idioma: putón verbenero y putón desorejado.


¿Sabías por qué llamamos PUTÓN a la mujer de costumbres sexuales muy libres?

Está claro que es un aumentativo de puta, al que a veces se acompaña de curiosos calificativos.

El putón del barrio, el putón del pueblo o el de cualquier sitio en concreto, hace referencia a la mujer de costumbres sexuales más relajadas del lugar de referencia.

El putón verbenero hace referencia a la época en que las fiestas populares eran las únicas situaciones en las que estas mujeres podían lucir su cuerpo y poner en práctica sus dotes de seducción. Así, cuando llegaban esas fiestas, se acicalaban, se ponían su vestido más atrevido y se paseaban cimbreando las caderas hasta que, al amparo de la noche, se acomodaban en algún rincón en penumbras con un hombre y daban rienda suelta a sus pasiones.

Por supuesto, en los pueblos todo se acababa sabiendo, y la joven que año tras año obraba de igual manera, gozando del amorío variado, recibía el apelativo nada cariñoso de putón verbenero.

Otro apelativo también poco cariñoso es el de putón desorejao.

Desorejado significa ‘prostituído, infame, abyecto’. El desorejamiento (cortar las orejas con un machete o similar) era un castigo propio de la Edad Media y de siglos posteriores, que se aplicaba a los malhechores que, tras ser encarcelados, intentaban huir. De modo que un putón desorejado es una moza que ha sido reconvenida para que modifique su conducta, pero sin resultado: es reincidente.

Así que ya sabéis hijas mías,
sed putones desorejados, pero no verbeneros
(que tiene muy poco glamour)

Fuente: http://www.1de3.com/2007/04/14/puton/

martes, 7 de octubre de 2008

Vuelta a la facultad, vuelta al cachondeo

Y no es que me vaya a ir de fiesta. Es que vuelve el descontrol, el pitorreo y la ineficacia.

Para empezar, este año se les ha ocurrido la maravillosa idea de hacer obras en los sótanos de la facultad, que es donde se encuentran las clases donde se imparte la teoría. La solución a tan misteriosa maniobra (la cuestión que les ha llevado a remodelar un edificio relativamente nuevo es una incógnita para mi) ha sido la de desperdigar a los alumnos por diversos aularios.

A la muchedumbre de mi clase les ha tocado irse a la facultad de Educación Física, lo que para mí supone hacer el doble de camino a pie desde la parada del autobús (que no es que vaya a morir del cansancio, pero eso me hace más difícil cumplir con la petición de acrisolada puntualidad de ciertos profesores). A esto se suma la dificultad para encontrar las aulas, ya que había errores en los horarios que cuelgan en la página de la universidad.

Pero seguimos sumando (y esto cada vez se pone más interesante) porque resulta que para una asignatura, todavía no hay contratado un profesor. La cosa podría quedar ahí, pero claro, no es suficiente, lo suyo es superarse cada vez más, y para alcanzar tal propósito, no han informado de ese "pequeño detalle" a los alumnos. Para más inri, la clase es a primera hora y no creo que a nadie le dé gusto madrugar para quedarse durante una hora haciendo puñetas.
Cuando, finalmente, conseguimos que nos informen, lo único que recibimos son vagos datos del tipo "puede que empiecen tal semana o la siguiente", "ya está contratado pero hay un período de X días para la incorporación"... Y etcéteras varios.
Esta semana ¡¡al fin!! Se han dignado a colgar un cutre papel en el que pone que "en breve se iniciarán las clases"...
¡¡Oh, gracias por la valiosa, imprecisa, incompleta e inútil información!!
(Sin comentarios)
Aún así una no pierde la esperanza y piensa que, tal vez, coloquen otro papelucho avisando de la fecha exacta un día de estos... (Qué ingenua llega a ser la juventud)

Todo esto al final va a repercutir en los alumnos, porque ¿Qué piensan hacer para recuperar el tiempo perdido? ¿Acortar el temario? ¿Explicar los temas de forma rápida e incompleta? ¿Convocar clases fuera del calendario académico?...

Sea por una u otra cosa, año tras año es lo mismo y bueno, al final piensas "¿Qué sería de mi sin estas cosas de las que quejarme? ¿Qué haría yo sin motivos para arremeter contra la ineficacia y falta de organización de ciertos centros?"
Si es que... Al final va a resultar que tenemos que darles las gracias y todo, porque...
¡¡Cuán aburrido resultaría vivir en un mundo en el que todo funcionase como debiera!!