domingo, 16 de agosto de 2009

Soy blanca. Y mucho.

Llega el verano y con él, la playa, los bikinis, los cuerpos al sol y los petardos que insisten en que te pongas como Naomi Campbell.

Estoy aburrida de tanto acoso, de tanto entrometido diciéndome que vaya a la playa, que tome el sol, que "no te ofendas" pero estás muy blanca, "con un poco de colorcito estarías mejor"...
Y ya estoy harta de que me agobien y sobre todo, de que intenten que me amolde a lo que a ellos les dé la gana.

Y es que la gente vive tan carcomida por el deseo de estar morenos que se toman vitaminas, se compran toallitas bronceadoras, van a la playa sin protección y se inflan a sesiones de rayos UVA.
¿Pues sabes lo que te digo? Manchas, arrugas y cáncer de piel.

Da lo mismo que la playa quede lejos de tu casa, que no te guste, que quieras tener la piel blanca o que tengas una enfermedad cutánea; hay que parecer Barry White.
Pero en fin, es lo que se lleva ahora: el bronceado naranja (rayos UVA mediante) y la piel curtida e inflada que numerosas y esperpénticas señoritas se dedican a lucir en las terrazas discotequeras.
Curiosamente, todas las bellezas de Hollywood tienen la piel blanquisísima y los medios no paran de alabarlas por su “piel de porcelana”…
Vamos, que no hay quien se aclare, así que al final, por economizar recursos mentales, casi mejor que cada uno haga lo que le salga del… Las narices.

¡Ah!, por cierto, para la desgracia de las esperpénticas señoritas antes mentadas, el sol ENVEJECE. Ya veremos dentro de 20 años.

Si es que el que ríe el último…

Dita von Teese tiene la piel más blanca que
la nieve y no creo que nadie haya tenido
la desfachatez de sugerirle que tome unos “rayitos”.