domingo, 17 de agosto de 2008

Mangante hasta que se demuestre lo contrario

Estaba en una de esas múltiples tardes ociosas de verano, paseando con mi hermana por el centro, cuando, en la sección de zapatería de el Corte Inglés, tuve una experiencia religiosa. Allí estaban, esos zapatos de Guess (entre sus bolsos y sus zapatos esa marca va a acabar conmigo) encima de un estante, llamando poderosamente mi atención.
Cogí el zapato, lo acaricié, lo miré y poco me faltó para olfatearlo (>ejem<). Cuando estaba al borde de sufrir un síndrome de Stendhal y empezaba a creer en la existencia de Dios, sentí que alguien me observaba, y en efecto, allí estaba a mi derecha, un viejo y nada atractivo dependiente, vigilándome, no fuera que se me ocurriese robar los zapatos.


(Observen a su derecha el objeto de mi delirio)


Iba a ponerme a hablar acerca de lo cutres que son, de lo mal que tratan a la juventud en ciertos establecimientos y varios blablablás más, pero de repente la vida se me antoja "hermosa" y divertida así que simplemente decir que me da igual que el feo dependiente observe mi cara de fetichista y de embobamiento estético; que me vigile, que voy a seguir mirando y tocando (qué porno suena eso jajaja) que para eso está ahí el zapato y si no, que lo pongan en una vitrina, ¡ale!

¡¡Que viva la vida en dimensión divertida!! XD

Más objetos de mi devoción (por así decirlo):






sábado, 16 de agosto de 2008

Vacaciones, playa... Y desperdicios humanos (o algo parecido)

Tras esta sequía disertadora por mi parte (cosas del verano, sumado a que últimamente estoy más solicitada que la Charito XD), vuelvo de nuevo a la carga, y es que para envidia de algunos, he estado pasando unos días cerquita de la playa, pero no una playa cualquiera, sino una que debe de ser clon de algún paraje caribeño (agua trasparente con pececillos nadando incluídos).

Pero claro, nada es perfecto, y es que en ciertas zonas del paraíso, a última hora de la tarde, se produjo una indeseada invasión de plásticos de toda clase. Y es que los humanos somos unos cochinos.
No sé de dónde salió tanto plástico (supongo que de algún barco) pero no es ya eso, son los briks, los envoltorios del paquete de tabaco, las botellas del zumito, la bolsa de las papas, el aplicador del tampón... SÍ, no estoy de coña, en serio que había uno por ahí (me pregunto quién se cambia el tampón en el mar... Aunque bueno, mejor no saberlo).

Eso sí, lo que me pone los pelos de punta es ver a las madres (o padres) tirar sin piedad los envases de la merienda del "nene". ¿Qué ejemplo le estás dando a tu hijo? A veces me dan ganas de acercarme a la progenitora (porque suelen ser las madres las que están con los niños) y decirle "oiga, si no pensaba educar a su hijo, mejor no haberlo tenido"...
Pensándolo mejor no lo digo, no sea que les guste la idea y se extinga la raza humana... Aunque seguro que el planeta agradecería nuestra desaparición, porque la verdad es que cumplimos a la perfección el papel de la mayor plaga destructiva (sí, eso somos) y en fin, no añado nada más que el tema de la inminente destrucción del planeta me aburre.


Y para finalizar esta entrada, bastante caótica por cierto (cosas del parón creativo, que me ha oxidado el cerebro), sólo repetir lo que he comentado antes; que los seres humanos somos unos cochinos.