lunes, 1 de marzo de 2010

El negocio de la salud

Hay dos cosas que dan asco en este mundo: las farmacéuticas y los dentistas.

Los primeros, porque se lucran a costa de nuestra salud y los segundos… ¡Qué coño! ¡Ambos hacen lo mismo! Viven sacando provecho de nuestras necesidades básicas.

Y lo sé porque he estado yendo, una vez al mes, durante gran parte de mi infancia y toda mi adolescencia, al dentista. Y lo sé porque mis padres le han pagado al susodicho el coche, la reforma de la clínica, la entrada para su nuevo y flamante yate y parte de su apartamento de la playa.

Son cosas que pasan cuando se privatizan estos servicios. Que lo que prima es la pela.
Así que ahí estás, cada mes en la puerta del dentista tragándote una hora de espera para que vayas, te sientes en la silla de tortura, abras la boca te digan “todo bien, vuelve en un mes y son diez mil (en los tiempos de la peseta, claro está)” y te vayas con diez mil menos en el bolsillo y cara de gilipollas.

Y las farmacéuticas, más de lo mismo.
Porque éstas se ocupan de producir fármacos que curen enfermedades y salven vidas, sí, pero mientras les sea rentable.

Por ejemplificar, hace ya un par de meses, vi un reportaje acerca del Alzheimer. En él, un investigador hablaba de la posibilidad de que la enfermedad se debiese a una inflamación del cerebro. Si así fuese, se podría tratar la enfermedad con algo tan simple como el paracetamol. El problema es que no le era posible obtener el apoyo económico necesario para poner en marcha la investigación, ya que a las farmacéuticas no les interesaba, puesto que el medicamento que se va a testar ya tiene una patente y no les reportaría beneficio alguno. Como es obvio, aquí lo interesante es obtener la patente de un medicamento, o mejor dicho EL medicamento que cure X dolencia, puesto que el monopolio es muy pero que muy rentable.

Y esto es, en definitiva (y perdóneseme la insistencia), lo que ocurre cuando se privatizan los servicios: se convierten en un negocio. Y si hay una cosa con la que no se debería negociar NUNCA es con la salud.

Pero el mundo es así, no lo he inventado yo, pero alguien lo hizo y espero que ese alguien esté ardiendo en el más horrendo de los infiernos. Amen :D