El caso es que esta llamativa y amable protesta, se ha visto empañada por la acción de ciertos individuos, que a día de hoy, han venido a nuestra clase a joder la marrana.
Relato de los hechos: a las 9:55 (hora peninsular) han irrumpido unos supuestos alumnos de la facultad en nuestra clase, interrumpiendo así el discurso del profesor y nos han informado a los allí presentes de que en breves instantes iban a cerrar las puertas del edificio (¿?), con motivo de la huelga y manifestación para hoy convocada (20 de noviembre) a raíz del asuntillo de Bolonia y por tanto, si no salíamos de allí ipso facto, seríamos encerrados (¿¿??).
Primero de todo, no me ha quedado nada claro a qué se referían con “cerrar el edificio”… ¿Iban a cerrar las puertas con cadenas y candado?
Y segundo y más importante ¿Quién les manda a estos cuatro tronados, venir a fastidiar a alumnos que, al fin y al cabo, no tienen nada que ver en el asunto?
En mi opinión, ellos tienen todo el derecho del mundo a protestar; es más, tienen exactamente el mismo derecho que yo y el resto de alumnos a decidir ir a clase. Por eso no entiendo que empleen un método tan zafio (como es la coacción, porque eso es lo que es) para luchar por lo que consideran justo, sabiendo que ello implica (necesariamente) el joder a los demás (que son a la postre, alumnos inocentes).
Además, el que la gente vaya no implica que estén a favor o en contra del plan de Bolonia (al fin y al cabo, acuden a las clases que se imparten según el antiguo plan, es decir, el que intentan defender). Por eso, me toca la moral que vengan fastidiando al alumno que decide, por A o por B, ir a la facultad.
En cambio, más gracioso me hubiese parecido que se hubieran encadenado al edificio (al estilo de las mujeres que antaño protestaron a favor del sufragio universal) cantando “Del antiguo plan de estudios, no nos moverán” o algo por el estilo pero, por lo visto, los días de cautiverio le están agotando el sentido del humor…
Para finalizar, y por si sirve de algo, aclarar que yo estoy totalmente en contra del nuevo plan de estudios “capitalizador” de las universidades (al igual que lo estoy de emplear ciertos métodos de protesta) y por supuesto, doy mi apoyo a los cachondos manifestantes que se agolpan en el recibidor de nuestra facultad y que echan mano del ingenio y buen humor para luchar por lo que consideran justo.
¡¡Viva la chispa del manifestante!!
(Por cierto... Al final no sé qué habrán hecho,
porque problemas para salir del edificio… Cero patatero)