Y al igual que el lenguaje, existen otras muchas construcciones sociales, igualmente ridículas, absurdas y sin sentido que, vistas desde fuera, como si nuestra cultura nos fuese ajena, resultan hasta cómicas.
No sé si seré yo o mis tripis endógenos, pero todo este sinsentido me resulta fascinante… Y no hace más que reforzar mi alucinógena idea de que bajo la supuesta inteligencia de los seres humanos no hay más que la materia prima a partir de la cual todos hemos sido forjados y de la que formamos parte: la absurdez más absoluta.
Y en mi opinión, es esta absurdez la que hace que todo sea más interesante y divertido y le añada un toque psicodelia y abstracción a la vida, que falta nos hace.
Y mmmm… Sí, si no fuera porque no tomo drogas, llegaría a la conclusión de que es el momento de dejarlas.
(Esta entrada no ha sido escrita por ningún motivo en particular)
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